A menudo, cuando voy a realizar un balance térmico o instalar un equipo de aire acondicionado, el cliente me pregunta cuánto va a gastar de electricidad. O sea, cuál es la cifra en dinero que se corresponde con su consumo, dentro del total de la factura de UTE. Y el tema no es tan sencillo...
En principio, va a depender de dos cosas: 1) la potencia del equipo y 2) el tiempo de funcionamiento.
Lo segundo es lo que dificulta el cálculo. Sobre todo cuando hablamos de un equipo de aire acondicionado, de sistema split, los más comunes actualmente. No solamente porque las preferencias varían de un usuario a otro sino también porque existen características físicas del local o habitación que se quiere climatizar y factores relacionados con la instalación. Vamos a ver algunos ejemplos.
Del usuario: cuanto mayor sea la diferencia en el ajuste de la temperatura entre la exterior y la que se desea para el interior del ambiente, más tiempo le llevará al equipo realizar su trabajo. Por ejemplo, no es lo mismo si afuera hay 40ºC y quiero alcanzar 18ºC adentro que si afuera hubieran 30ºC y me conformara con 24ºC en el interior. A veces el confort no pasa necesariamente por los extremos, para el verano hay otras opciones que no siempre se manejan: mejorar la ventilación o utilizar el equipo en su función de deshumidificador pueden llegar a ser buenas alternativas.
De la instalación: conviene evitar recorridos largos de tuberías entre la unidad interior y la exterior, y usar buena aislación térmica. Se obtienen distintos resultados si se coloca la unidad exterior al sol que a la sombra y con una buena circulación de aire.
Con respecto a la unidad interior, mejora el rendimiento colocarla alejada de pérdidas por puertas y ventanas. Si el techo del local es exterior, hay que considerar la distancia al mismo, para que el equipo no tome el aire tan caliente en verano y para que no quede tampoco demasiado alto como para que dificulte hacer bajar el calor durante el invierno.
Del local a climatizar: hay situaciones en que las personas se renuevan permanentemente. Inclusive las puertas a veces no quedan del todo cerradas o están siempre y por completo abiertas. En este último caso, la instalación de una cortina de aire puede ayudar.
Para finalizar, un elemento importantísimo es la tecnología que utiliza el equipo de aire acondicionado. Por ejemplo, los hay con tecnología Inverter de Clase A (alta eficiencia energética) que permiten ahorros significativos.
Por todo lo anterior no es fácil hacer un cálculo ajustado de lo que se va a pagar a fin de mes. Pero lo que sí podemos hacer, es calcular el "máximo". O sea, contemplar la peor de las situaciones: que el equipo gaste lo que dice su etiqueta durante todas las horas que esté encendido (se supone que si está bien dimensionado debe apagar el compresor en algún momento cuando se alcanzó la temperatura ajustada, pero supondremos lo contrario a los efectos de calcular el máximo de consumo).
Veamos lo anterior con un ejemplo de cálculo:
Supongamos que adquirimos un aparato de 9000BTU y que leemos en la etiqueta de las características del producto que tiene un consumo aproximado a los 900W. Lo primero que tenemos que hacer es cambiar las unidades, porque en el recibo de la UTE se utilizan los kWh, no los W.
Para pasar de W a kW debemos correr la coma tres lugares hacia la izquierda (o dividir entre 1000). Entonces la potencia del equipo será de: 0,9kW.
Ahora, el trabajo realizado o consumo dependerá de la cantidad de horas de funcionamiento. Si lo prendí 5 horas al día durante 30 días significa que funcionó 150 horas. Es decir que el consumo fue de 135 kWh (0,9 x 150 = 135 se multiplica la potencia en kW por la cantidad de horas prendido). Entonces, solamente resta multiplicar 135 por el precio del kWh que aparece en nuestra factura mensual de UTE.
El cálculo es válido también para otros electrodomésticos, así que podremos estimar su incidencia dentro del total que pagaremos por concepto de energía eléctrica. Es cuestión de leer las correspondientes características y hacer los cálculos.
Como dato adicional, y ya que estamos en un período de cambios hacia una mayor eficiencia energética en todos los aspectos:
1) La Arquitectura tiene mucho que aportar en este sentido, tanto en lo térmico como en lo referente a iluminación. La Bioclimática intenta aprovechar al máximo los recursos naturales.
El auge de los splits está relacionado, además de la baja en el precio al momento de adquirirlos, con una mayor necesidad de climatización. Las casas antiguas de techos altos, paredes gruesas y sombreado alrededor no eran tan "calientes" como nuestros modernos apartamentos de techos bajos, al sol y con grandes ventanales. Las pérdidas por los ventanales, según el tipo, también pueden llegar a ser importantes durante el invierno.
2) Como usuarios llevamos una parte de la responsabilidad al preocuparnos de aprender a utilizar la energía de un modo más eficiente. Aquí podemos abrir un paréntesis con respecto al ajuste de la temperatura del control remoto. Si bien la temperatura de confort se sitúa entre los 20 y los 26 grados centígrados (dependiendo un poco de la actividad física que esté desarrollando o no la persona), por lo común, nos vestimos con ropas más abrigadas durante los meses de Invierno y más livianas durante el Verano. Por lo cual, si lo aprovechamos, no haría falta regular para más calor en los meses fríos ni más frío durante los meses más cálidos.
3) Ya existen soluciones alternativas que aprovechan la energía solar: no solamente para la calefacción sino también para producir frío. Con la ventaja agregada, en el caso de la refrigeración para nuestros hogares, de que en el verano coincide la máxima demanda con la máxima radiación solar, cosa que no sucede durante los meses de invierno cuando intentamos calefaccionar.
Hay proyectos que aprovechan la luz y otros el calor de los rayos solares. Según el caso se hablará de una solución fotovoltaica o solar térmica.
En principio, va a depender de dos cosas: 1) la potencia del equipo y 2) el tiempo de funcionamiento.
Lo segundo es lo que dificulta el cálculo. Sobre todo cuando hablamos de un equipo de aire acondicionado, de sistema split, los más comunes actualmente. No solamente porque las preferencias varían de un usuario a otro sino también porque existen características físicas del local o habitación que se quiere climatizar y factores relacionados con la instalación. Vamos a ver algunos ejemplos.
Del usuario: cuanto mayor sea la diferencia en el ajuste de la temperatura entre la exterior y la que se desea para el interior del ambiente, más tiempo le llevará al equipo realizar su trabajo. Por ejemplo, no es lo mismo si afuera hay 40ºC y quiero alcanzar 18ºC adentro que si afuera hubieran 30ºC y me conformara con 24ºC en el interior. A veces el confort no pasa necesariamente por los extremos, para el verano hay otras opciones que no siempre se manejan: mejorar la ventilación o utilizar el equipo en su función de deshumidificador pueden llegar a ser buenas alternativas.
De la instalación: conviene evitar recorridos largos de tuberías entre la unidad interior y la exterior, y usar buena aislación térmica. Se obtienen distintos resultados si se coloca la unidad exterior al sol que a la sombra y con una buena circulación de aire.
Con respecto a la unidad interior, mejora el rendimiento colocarla alejada de pérdidas por puertas y ventanas. Si el techo del local es exterior, hay que considerar la distancia al mismo, para que el equipo no tome el aire tan caliente en verano y para que no quede tampoco demasiado alto como para que dificulte hacer bajar el calor durante el invierno.
Del local a climatizar: hay situaciones en que las personas se renuevan permanentemente. Inclusive las puertas a veces no quedan del todo cerradas o están siempre y por completo abiertas. En este último caso, la instalación de una cortina de aire puede ayudar.
Para finalizar, un elemento importantísimo es la tecnología que utiliza el equipo de aire acondicionado. Por ejemplo, los hay con tecnología Inverter de Clase A (alta eficiencia energética) que permiten ahorros significativos.
Por todo lo anterior no es fácil hacer un cálculo ajustado de lo que se va a pagar a fin de mes. Pero lo que sí podemos hacer, es calcular el "máximo". O sea, contemplar la peor de las situaciones: que el equipo gaste lo que dice su etiqueta durante todas las horas que esté encendido (se supone que si está bien dimensionado debe apagar el compresor en algún momento cuando se alcanzó la temperatura ajustada, pero supondremos lo contrario a los efectos de calcular el máximo de consumo).
Veamos lo anterior con un ejemplo de cálculo:
Supongamos que adquirimos un aparato de 9000BTU y que leemos en la etiqueta de las características del producto que tiene un consumo aproximado a los 900W. Lo primero que tenemos que hacer es cambiar las unidades, porque en el recibo de la UTE se utilizan los kWh, no los W.
Para pasar de W a kW debemos correr la coma tres lugares hacia la izquierda (o dividir entre 1000). Entonces la potencia del equipo será de: 0,9kW.
Ahora, el trabajo realizado o consumo dependerá de la cantidad de horas de funcionamiento. Si lo prendí 5 horas al día durante 30 días significa que funcionó 150 horas. Es decir que el consumo fue de 135 kWh (0,9 x 150 = 135 se multiplica la potencia en kW por la cantidad de horas prendido). Entonces, solamente resta multiplicar 135 por el precio del kWh que aparece en nuestra factura mensual de UTE.
El cálculo es válido también para otros electrodomésticos, así que podremos estimar su incidencia dentro del total que pagaremos por concepto de energía eléctrica. Es cuestión de leer las correspondientes características y hacer los cálculos.
Como dato adicional, y ya que estamos en un período de cambios hacia una mayor eficiencia energética en todos los aspectos:
1) La Arquitectura tiene mucho que aportar en este sentido, tanto en lo térmico como en lo referente a iluminación. La Bioclimática intenta aprovechar al máximo los recursos naturales.
El auge de los splits está relacionado, además de la baja en el precio al momento de adquirirlos, con una mayor necesidad de climatización. Las casas antiguas de techos altos, paredes gruesas y sombreado alrededor no eran tan "calientes" como nuestros modernos apartamentos de techos bajos, al sol y con grandes ventanales. Las pérdidas por los ventanales, según el tipo, también pueden llegar a ser importantes durante el invierno.
2) Como usuarios llevamos una parte de la responsabilidad al preocuparnos de aprender a utilizar la energía de un modo más eficiente. Aquí podemos abrir un paréntesis con respecto al ajuste de la temperatura del control remoto. Si bien la temperatura de confort se sitúa entre los 20 y los 26 grados centígrados (dependiendo un poco de la actividad física que esté desarrollando o no la persona), por lo común, nos vestimos con ropas más abrigadas durante los meses de Invierno y más livianas durante el Verano. Por lo cual, si lo aprovechamos, no haría falta regular para más calor en los meses fríos ni más frío durante los meses más cálidos.
3) Ya existen soluciones alternativas que aprovechan la energía solar: no solamente para la calefacción sino también para producir frío. Con la ventaja agregada, en el caso de la refrigeración para nuestros hogares, de que en el verano coincide la máxima demanda con la máxima radiación solar, cosa que no sucede durante los meses de invierno cuando intentamos calefaccionar.
Hay proyectos que aprovechan la luz y otros el calor de los rayos solares. Según el caso se hablará de una solución fotovoltaica o solar térmica.
Pero esto es tema para otro post, además estamos lejos todavía de los costos como para poder llegar de forma masiva.
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